No sólo como alimento, la sal pura es más saludable que la refinada. En cosmética, cada vez más productos y tratamientos de bienestar tienen a la sal cristalina como ingrediente principal.
Las propiedades terapéuticas de la sal son legendarias. Los cristales de sal pura -marina o de roca- son una importante fuente de oligoelementos (minerales y metales que se encuentran en cantidades ínfimas en los seres vivos, pero que son indispensables para el funcionamiento del organismo) que, gracias a su composición parecida a la del plasma sanguíneo, el cuerpo humano absorbe fácilmente.
El dermatólogo Patricio Figueroa explica que la sal tiene un efecto antibiótico, alivia las inflamaciones, es un buen cicatrizante de heridas y tiene un efecto desodorizante. Incluso, "algunos tipos de sal se usan en el tratamiento de enfermedades de la piel como la psoriasis", afirma.
En el mundo de la cosmética y salud de la piel, la sal del Mar Muerto y la llamada sal del Himalaya son famosas por sus cualidades revitalizantes, antiestrés, exfoliantes y tonificantes. Mientras la sal refinada contiene más de un 90% de sodio, la sal del Mar Muerto tiene sólo un 10% y el resto de sus componentes son minerales esenciales para la salud de la piel, como el magnesio, el potasio y el calcio.
La sal del Himalaya, por su parte, es tan rica en minerales como la sal de mar y, gracias a que se obtiene de depósitos marinos que datan de la era jurásica, se dice que es libre de contaminación y toxinas.
La haloterapia, que consiste en respirar en un ambiente saturado con aerosoles de sal, surgió como tratamiento para afecciones respiratorias y alérgicas, pero hoy se utiliza también como terapia de relajación y cosmética, ya que la combinación de temperatura, humedad y cantidad de aerosoles de sal mejoraría el aspecto de la piel y el pelo.