Sol, sudor, viento, agua y cloro son agentes que agreden nuestra piel si no acompañamos la práctica deportiva al aire libre con buenos productos cosméticos. Cada deporte y cada parte de nuestro cuerpo requieren cuidados específicos.
Rostro: Cuando practicamos algún deporte al aire libre, no importa la época del año, es imprescindible el uso de fotoprotectores elevados (FPS 30 como mínimo), resistentes al agua y la sudoración, para proteger el rostro y el cuerpo de las agresiones de los rayos UV y el envejecimiento cutáneo prematuro. Pero en el caso de los deportes acuáticos el cuidado debe intensificarse, ya que el agua no sólo puede remover el fotoprotector, sino que además actúa magnificando la intensidad de los rayos solares.
Transpiración: Cuando nos ejercitamos, la temperatura del cuerpo aumenta y aparece el sudor, que tiene la función de regular la temperatura, eliminar agua y toxinas. El sudor no tiene mal olor, pero las bacterias que se alojan en él pueden provocarlo. Los antitranspirantes se usan para evitar la secreción de sudor, tapando los poros, por eso es que sólo deben aplicarse en la zona de las axilas. Un desodorante, en cambio, encapsula el mal olor, pero no evita la transpiración.
Pelo: Cuando practicamos ejercicios el pelo sufre. Pero hoy existen sprays con filtros UV y champúes y mascarillas nutritivas, que actúan protegiendo y reparándolo. En el caso de los champúes, lo recomendable es utilizar fórmulas ricas en vitaminas y proteínas, y de baja espuma, ideales para deportistas acuáticos que se lavan el pelo más de una vez al día.
Zonas sensibles: El contorno de ojos y los labios son zonas donde el uso de fotoprotectores es obligatorio. Los productos para labios contienen protección solar de amplio espectro, además de vitaminas antioxidantes y potentes hidratantes como la manteca de cacao y el extracto de jojoba. Para el contorno de ojos, las cremas combinan protección UVB y UVA con activos anti-aging.
Pies: Los pies están expuestos al roce con las zapatillas, y esto, por ejemplo, puede producir grietas, ampollas o callos, mientras que la sudoración ablanda la piel formando un medio propicio para bacterias y hongos. Cuando el sudor es excesivo, lo recomendable es usar polvos antitranspirantes. Además, los pies deben exfoliarse y humectarse periódicamente con productos específicos, para evitar que algunas zonas se engrosen y puedan hacerse heridas.
Cuerpo: Como es rica en sales minerales y oligo-elementos, el agua termal fortifica las defensas naturales de la piel y le devuelve humectación. Esto es especialmente importante después de la práctica deportiva, ya que la humedad y sudoración eliminan en parte la capa grasa que protege la piel; la epidermis se deshidrata y pierde brillo.