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El dulce enemigo de la piel

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En cantidades óptimas, el azúcar es esencial porque proporciona la energía necesaria a las células para su buen funcionamiento. Pero en exceso, hasta la piel se resiente. Y es que la glicación o "caramelización" de las proteínas acelera el proceso de envejecimiento.

Con los años la piel se seca, se adelgaza, se mancha, pierde elasticidad y se rigidiza. Son las consecuencias del envejecimiento cutáneo en el que juegan un rol determinante dos fenómenos fisiológicos inherentes a la evolución de la piel: la oxidación y la glicación.

La teoría del envejecimiento por radicales libres -la oxidación- fue muy cuestionada a mediados de los 50 cuando el doctor Denham Harman la formuló, pero hoy cuenta con la aceptación de la comunidad científica internacional. La degeneración a nivel celular que producen estos átomos reactivos e inestables ha sido ampliamente estudiada, y en el mundo de la dermocosmética las investigaciones han sido claves para formular productos antioxidantes, que combatan los radicales libres y ralenticen el envejecimiento.

Pero la glicación es un metabolismo menos conocido en el mundo de la dermocosmética, a pesar de ser una de las causas principales de la pérdida de elasticidad y luminosidad de la piel.

"La glicación o glicosilación es un proceso en que los azúcares ´atacan´ y deterioran las proteínas del cuerpo", explica la dermatóloga Cecilia Orlandi. En palabras simples, la glicación se produce cuando un azúcar se adhiere a una proteína, "caramelizándola" y tornándola rígida y quebradiza. Este mecanismo fisiológico, lento e irreversible, afecta a todo el cuerpo y, en el caso de la dermis, a una de sus proteínas más importantes: el colágeno. Paralelo a este proceso se produce una disminución de fibroblastos, lo que asociado a una menor regeneración y reparación de las fibras, trae como consecuencia la pérdida de elasticidad y aparición de arrugas.

Cómo combatir la glicación

Una forma de mantener la glicosilación a raya es a través de una dieta saludable con moderado consumo de azúcar (glucosa y fructosa). "Los niveles elevados de glucosa en la sangre, como en los diabéticos, acelera el proceso de envejecimiento no sólo de la piel sino de todos los órganos del cuerpo", advierte la doctora Orlandi.

Hoy también existen productos cosméticos con tecnología antiglicación, "que actúan como un señuelo o un agente de distracción para prevenir que el exceso de azúcar se adhiera o se fije en las vitales fibras de colágeno y elastina", explica Andrea Galindo, jefa de educación de Clinique. Están, por ejemplo, los productos con aldenine, un compuesto de proteínas vegetales que contrarresta el efecto de glicación y acelera la síntesis de colágeno III. Su principal ingrediente activo es un tripéptido GHK (Glicina-Histidina-Lisina).

Muchos anticelulíticos también están formulados con activos antiglicación, ya que al alterar la calidad de las proteínas, la glicación afecta la microcirculación.

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